jueves, 31 de enero de 2008

TEPOZTLAN, PUEBLO MAGICO DE MEXICO.


Situado a pocos kilómetros de Cuernavaca, capital del Estado de Morelos, este típico pueblo mexicano, nos deleita cada fin de semana, visitado por miles de turistas del país y de otras partes del mundo. Rodeado por montañas singulares, y por el Tepozteco en cuya cima se haya una pirámide, vestigio del pasado precolombino.

Aquí encontraremos platillos únicos, sus famosos Huazontles capeados (rebozados), y una marca que se ha extendido por todo el país, los helados Tepoznieves, donde encontraremos sabores poco habituales, de Tequila, de Flor de Luna, El Beso del Tepozteco y otros.

Un lugar donde el que visite México, no puede faltar.

Los principios de la cocina.

Como todo en la vida, el principio es la base para llevar a buen termino lo que deseamos, sin unos buenos cimientos, las cosas no salen bien, si un edificio carece de una buena cimentación, tarde o temprano caerá con el tiempo, así es la cocina, si no tenemos los utensilios necesarios para desarrollarla, la cosa no acabará del todo bien.
Por tanto, la cocina es nuestro centro de operaciones, ese pequeño laboratorio donde las especies, aceites, vinagres y demás productos (legumbres, verduras, carnes, aves, etc.) formarán deliciosos platillos, manjares y obras del arte culinario.
Claro, ¿que es lo básico? como todo el mundo no tiene electrodomésticos para los diferentes procesos de elaboración , como friturera, hornos de convección, batidoras, exprimidores, etc. Nos contentaremos con un parte de buenas sartenes, un olla express, una olla de 5 lts, otra de 1 lts, una licuadora, un horno de gas, un par de buenos cuchillos, cucharas de madera, un cuchillo pequeño, unas pinzas, una plancha eléctrica o para estufa, un par de buenos batidores de globo, y un par de bandejas refractarias o de acero inoxidables, oh, se me olvidaba una paellera, porque en la casa un buen arroz de vez en cuando no debe faltar.
En el ámbito de la repostería, lo abordaremos más adelante, porque antes de ponernos como toneles, primero los entrantes, las sopas o cremas, los cocidos, estofados, ensaladas, pastas, ese es el principio, no podemos comenzar por el final, seria desagradable comerse una mala sopa, un filete quemado y tiezo, las patatas grasosas y rancias, y reventarnos con un trozo de pastel con crema de chocolate. Seguro en la sala de Urgencias nos esperaran con beneplácito, o en el peor de los casos nos recordaran con todo merecimiento algún ancestro, lo peor un esfuerzo sin recompensas.
Así que amigas y amigos, tomense esto con gracia, alegría, porque poco a poco iremos ganando en confianza, las cosas pintarán y sabrán mejor, veremos nuevas sonrisas por la casa, entrarán como si en nuestra manos tenemos una varita mágica, porque los problemas del estrés diario irán desapareciendo como si de un antiácido habláramos.

miércoles, 30 de enero de 2008

Introducción.

Comenzar un nuevo blog, significa más trabajo para editar, buscar nuevos proyectos y sobretodo echar andar la imaginación, que es el resultado de encontrar respuestas a lo que nuestra mente demanda, por tal motivo surge UNA COCINA DIFERENTE, usted se pregunta ¿Que de diferente?, la verdad ninguna, más bien ayudar en lo posible a nuestras queridas amas de la cocina, que muchas veces no saben como hacernos degustar un delicioso platillo, o simplemente se arman líos al hacer la compra, que decir de los pequeños de la casa, esos queridos diablillos berreando por cualquier cosa, nada les gusta solo esas pequeñas hamburguesas insanas, que en unos años los harán "adolescentes obesos", encarnación del fast food, en detrimento de la buena cocina heredada por nuestras madres, hoy en vías de extinción. Como mis amigos los osos polares, incapaces de zamparse un bocado, por el deterioro de los cascos polares.
En fin, hay de todo para hablar, un inicio prometedor y junto con esta cocina casera para cocineros noveles, mis anécdotas de niñez, viajes de un lado y otro del Atlántico, para hacer un ameno blog, sugestivo y sobretodo que irradie armonía, olores, sabores y mucha felicidad.
Luis E. Dorado