viernes, 1 de febrero de 2008

El orden y la higiene.

No hay cosa más desagradable que entrar en una cocina y ver todo regado, las ollas por allá, dentro de estas cubiertos, cuchillos, una sartén en un sitio, otra escondida en algún lugar inhóspito, como si buscáramos cada cosa en un bazar, esto tiene una mala compañía, la higiene, si tenemos todo desordenado la mugre, olores y más de un bicho habitarán nuestra cocina, al principio serán unos pocos habitantes, luego con el paso del tiempo, tenderemos grandes urbes de insectos, y con la posible intromisión de roedores.
Prefiero que no cocine, pero que no convierta la cocina, en un foco de insalubridad, más vale que reluzca, aunque se vea "que aquí ni unos simples huevos fritos hacen", de ahí la mala fama de algunas cocinas, la china por ejemplo, que me gusta tanto, pero siempre con ese repeluz de sucia, claro no podemos generalizar, pero dice el dicho "crea fama y echate a dormir", como en este caso.
Por eso es imprescindible orden, las cosas en su sitio, para que todo lo que necesitemos lo tengamos a la mano, más cuando nosotros cultivaremos este bello arte de cocinar, esto unido con un método de limpieza constante, "lo que se ensucia se limpia" harán de este laboratorio culinario, algo casi perfecto.
Un apartado al respecto, para aquellas (os) que siguen esta norma, que sufren cuando alguien ajeno a nuestra cocina, le entra ese gusanillo de cocinar, "voy hacer una receta que leí", enseguida se nos ponen los pelos de puntas, "este que en su vida a guisado nada", y comienza el espectáculo :
  1. aparece con la bolsa de la compra, "voy a preparar unos espaguetis a la boloñesa gratinados, receta del Chef X".
  2. empieza a preparar el sofrito, no en una tabla de cocina, sino en la mesa tal cual, tirando los desperdicios como tiro a la canasta.
  3. añade la carne al sofrito, todo a fuego fuerte, empezándose a quemar el fondo.
  4. "te ayudo", "no, no", mientras abre la lata de tomate, salpicandolo todo, mesa, piso y canasta.
  5. ¿donde esta la olla grande? pregunta cabreado, al ver la que esta liando, pone la pasta a cocer. Mientras la salsa salpica la estufa, por no tapar la olla.
  6. Hecha la pasta, incorpora la famosa salsa realizada, que probo previamente, y en tono alto dictamina "esto si es una salsa". Acabando el acto de preparación.
  7. Como culminación, veremos la tarja llena de ollas, mesas y pisos pegados de salsa, eso sí, brotarán flores del nuevo maestro culinario. Usted acabará maldiciendole desde sus adentros, ahora me toca limpiarlo todo.

Adelante todo principio cuesta, pero en corto tiempo los resultados nos harán sentir bien, motivados con ganas de hacer cosas más complejas.

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